Thursday, January 23, 2014

Los hermosos días de Aranjuez, de Peter Handke

https://www.youtube.com/watch?v=Xs2AiRadkWY
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http://www.huffingtonpost.com/karin-badt/peter-handkes-the-beautif_b_6163670.html

Peter Handke's 'The Beautiful Days of Aranjuez' Receives Standing Ovation at the Lisbon-Estoril Film Festival






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El Goethe-Institut, promocionando la cultura germana en el mundo, nos trajo en enero pasado una lectura dramática de esta 'Die Schönen Tage von Aranjuez', Los hermosos días de Aranjuez, la última obra de Peter Handke, quien fuera 'enfant terrible' y hoy carece del mínimo interés. Tan bien apadrinada, el Círculo de Bellas Artes presenta ahora su estreno oficial en España. Desgraciadamente, es todavía más plúmbea e ininteligible que su anterior 'Quitt. Las personas no razonables están en vías de extinción' (Die Unvernünftigen sterben aus), que el año pasado gozó del privilegio de una producción conjunta del Centro Dramático Nacional y el Teatre Lliure, encargada a Lluís Pasqual, de muy penoso recuerdo (ver si se desea la reseña de entonces). Galanthys Teatro se ha dado mucha prisa en traerla desde Viena pero no merecía la pena. 

El texto es un espanto absoluto en forma de discusión intelectualoide de una pareja que sólo consigue transmitir fatiga y aburrimiento. Pocas veces puede escucharse sobre un escenario un lirismo tan fatuo y pocas veces ver una situación tan sosa. Noventa minutos imposibles que el día de su estreno soportamos con estoicismo digno de mejor causa. Quizás la traducción del alemán patina en su conjunto, como hace sospechar que se denomine varias veces 'sabana' a la adusta meseta castellana que rodea la feraz huerta del lugar, que en su modestia nada tiene que ver con las sabanas tropicales, al parecer zonas de transición entre selvas y semidesiertos. Handke parece ser admirador y visitante asiduo de nuestro país, pero cuenta en la obra que visitó la Real Casa del Labrador pensando que era una casa de labranza e ignorando que se trata de un palacete edificado ni más ni menos que por Juan de Villanueva que se enmarca en uno de los conjuntos neoclásicos más importantes de Europa. 

La actriz Ana Caleya fundó esta productora movida por su admiración por la cultura alemana y su zona de influencia, y opina que 'hay que salir un poco de la sal gorda del teatro comercial', y ofrecer alternativas al público aunque suponga "un riesgo". Lamentamos que sus buenas intenciones hayan recaído en un texto insalvable bajo todos los conceptos. Aunque la escenografía sea correcta en la reproducción de lo que hizo Luc Bondy en el estreno vienés, y ella sea una buena actriz digna de mejores causas, que ha trabajado con Juan Carlos de la Fuente en sus Puerta del Sol y La vida es sueño. En el mismo CBA en 2009 ya vimos producida por Galanthys, 'El ignorante y el demente', de Thomas Bernhard, con un aprobado generoso por nuestra parte (ver si se desea la reseña de entonces).

Pero menos nos gustaron los otros dos elementos importantes de la obra, el director y sus concepciones muy rutinarias del movimiento en escena, y el antagonista masculino, tan repelente en sus modales y latiguillos, tan irreal en sus voceríos y poses, tan poco creíble. Pero insistimos en que este texto ni puede ni merece ser salvado. Quizás en alemán y para alemanes, sus metáforas ornitológicas y sus citas literarias, sus insulsos análisis sobre hombres y mujeres, su personaje masculino tan pretencioso y su personaje femenino tan cursi puedan tener mejor encaje. Aquí y ahora resulta imposible.


Los hermosos días de Aranjuez, de Peter Handke

Los hermosos días de Aranjuez (Un diálogo estival) es la última obra dramática del escritor austríaco Peter Handke (1942), cultivador de géneros tan diversos como la novela, el teatro, la poesía o el ensayo, y conocido en España por títulos como  Los avispones, El miedo del portero al penaltyLa mujer zurda, Insultos al público oEl pupilo quiere ser tutor. Presentada en Viena el año pasado, Die schönen Tage von Aranjuez ha sido objeto en España de diversas lecturas dramatizadas y representaciones a lo largo de 2013 (como la del Círculo de Bellas Artes de Madrid), impulsadas por el Goethe Institut, que también ha patrocinado esta edición impresa de la traducción de Miguel Sáenz, publicada por la editorial madrileña Casus-Belli en su colección “La horda de oro”. Las representaciones no he tenido ocasión de verlas, por lo que hablaré solo del texto, que al menos brinda la posibilidad de relectura, algo esencial en un texto tan denso. Basta con leer unas páginas para adivinar su dificultad interpretativa, el reto que ha de suponer subir a las tablas un discurso tan intenso y complejo.
El texto de Handke es un diálogo dramático entre dos personajes anónimos, masculino y femenino (solo en las líneas finales descubrimos que el hombre se llama Fernando), en una cerrada unidad de espacio y tiempo. Conviene señalar que la obra toma su título de un verso del Don Carlos de Schiller (“Los hermosos días de Aranjuez han terminado. En vano hemos permanecido aquí”), lo que no implica que la acción transcurra en la ciudad castellana, aunque sí en un escenario veraniego y campestre que tiene como referente imaginario un Aranjuez vivido por el protagonista masculino y evocado reiteradamente. A poco que leamos el texto dramático, descubriremos que confluyen en él algunos elementos clave en la obra de Handke, como son la preocupación por la experimentación en el lenguaje, el interés por España o su experiencia cinematográfica (Handke ha sido director y guionista en varias ocasiones). Aparte de las citas de películas, llaman la atención en el texto las alusiones a canciones y a otros textos literarios (como el mismo de Schiller, que se enuncia en los momentos finales, casi a modo de colofón.)
Me parece que la mejor comprensión de Los hermosos días de Aranjuez pasa por reconocer su carácter de “bucólica”. Al igual que en el género clásico grecolatino, el diálogo de los personajes se encuadra en un paraje natural idílico, en un espacio temporal puesto entre paréntesis (un luminoso día de verano meridional, como tanto gusta a los alemanes idealizar), alejado de la urgencias diarias, que facilita la evocación y comunicación de las experiencias amorosas (veremos luego si es posible o no esa comunicación en esta moderna bucólica). En el texto de Handke el personaje principal es el femenino, que narra una especie de trayectoria amorosa vital, que se inicia ya en la infancia con el descubrimiento del erotismo en un columpio, y continúa con su primer encuentro con un hombre: “amor divino”, donde se conjugan -en la escena de la salina- lo más bajo y lo más elevado, las figuras de los excrementos humanos y la sanguijuela con la adquisición de una nueva conciencia. Sigue la experiencia del “amor venganza”; no contra el hombre, sino acción, o quizás más bien desafío, “contra el mundo actual”. El desapego que el personaje femenino asegura experimentar hacia la figura de la mujer contemporánea desemboca finalmente en el reconocimiento de la propia desorientación amorosa. Por su parte, el papel del hombre en el diálogo no puede ser más opuesto. Cada fracción del racconto de la mujer viene puntuado por su intervención, que traza un caprichoso contrapunto a la voz principal, más centrado en lo externo que en la propia confesión, siguiendo una estructura casi musical donde son frecuentes las simetrías y paralelismos. Este doble registro, donde la voz masculina enfatiza el entorno “bucólico” y la femenina apura la confesión más íntima, hace aún más patente la incomunicación de la pareja, signo quizás de una incomunicación universal. Si ya desde las primeras líneas los personajes parecen incapaces de ponerse de acuerdo en las reglas de juego de su diálogo, más adelante asistimos a un verdadero “diálogo para sordos”. Mientras la mujer desgrana sus recuerdos más personales el hombre se encierra progresivamente en sus evocaciones, que glosa cada vez con mayor entusiasmo y lirismo: los pájaros de la primavera, las semillas de la balsamina, los baños de arena de los gorriones, las frutas y verduras asilvestradas de los huertos de Aranjuez… Esta disociación absoluta entre los dos personajes solo se romperá parcialmente hacia el final, con la confluencia casual de los dos soliloquios en el sintagma “Reina de Aranjuez”. Se inicia así una coda final, con mayor interacción entre los personajes, pero marcada igualmente por la diferencia irreductible (“Tengo hambre” dice el hombre; “Y yo tengo sed”, concluye la mujer) y la idea de la soledad.
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El hermoso teatro invisible de Peter Handke

Publicado por  el may 22, 2013
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Me entero ni sé cómo de que en la Sala Fernando Rojas del Círculo de Bellas Artes van a echar una obra de Peter Handke, “Los hermosos días de Aranjuez”. Como veo que la van a echar muy pocos días, del 10 al 26 de mayo, me abalanzo sobre entradas.com, temerosísima de perdérmelo si vacilo un segundo. Ya me pasó con “El pimiento Verdi” de Albert Boadella, visto y no visto (por mí). Trabuco de la abuela en mano me aposto ante la taquilla del Bellas Artes.
Doy mi nombre, aquel que uso legalmente para todo, también para comprar entradas de teatro. Rebusca la señora de la taquilla, parece que no me encuentra. Angustiada preciso que las compré tal día y que…”Ah, te refieres a entradas pagadas”, casi se asombra ella, y me pasmo yo. “Sí, las pagué”, musito poniéndome coloradísima de vergüenza.
Llega una amiga a la que he invitado al teatro porque resulta que me estoy divorciando y no quería ir sola. Mi amiga es una mujer inquietísima y muy inteligente pero menos handkemaníaca que yo y, por si acaso, llevo días ocultándole que he leído una crítica atroz de la obra, poniendo a caldo el texto (que si es plúmbeo, que si es ininteligible…), a los actores, al traductor de la obra del original alemán al castellano pero sobre todo y esencialmente al autor, “quien fuera enfant terrible y hoy carece del mínimo interés”. Así por las buenas.
Todo lo demás es silencio. Si han salido más críticas en otros sitios, yo no me he enterado. Tiene mucha más repercusión cualquier cosa que se estrene en el teatro de títeres del Retiro. Quién diría que estamos hablando de un autor del prestigio, para bien y para mal, de Peter Handke.
No es que el mecanismo sea muy nuevo ni muy sorprendente. En términos de censura intelectual, siempre me ha llamado mucho la atención el contraste entre la eficacísima mala hostia de ciertos progres frente a la ingenua torpeza de, ¿quiénes serían a estas alturas los otros? ¿Los no tan progres? ¿Los fachas? ¿Los del “no nos representan”? Sean quienes fueren, hasta que en el mundo se inventó la izquierda cultural organizada, la famosa intelligentsia, cuando al poder de uno u otro signo le molestaba o le incomodaba un autor, o le quemaban a él y a sus libros, o le metían en el índice, o le hacían la puñeta de tal modo que por lo menos le quedaba el consuelo de que todo el mundo se daba cuenta. Era evidente lo que estaba pasando. Los lectores o espectadores se podían jugar el tipo o no por acceder a aquel discurso prohibido. Pero sabían a qué atenerse.
Ahora el tema es mucho más sibilino. Cuando un autor no interesa al que manda, o al que controla el cotarro cultural, simplemente ese autor no existe. No es que se le nieguen el pan y la sal (que también), es que se le niega la mayor, la mismísima existencia. Se finge que el radar no lo reconoce. Que es invisible, vamos.
¿Tan sobrados andamos de oferta cultural en Madrid como para pasar olímpicamente del estreno en español de una obra de Peter Handke? ¿De verdad nos lo podemos permitir?
Está claro por qué Handke entró en la categoría de los invisibles: por su para muchos inquietante, incomprensible o incluso abominable discurso sobre los Balcanes en general y sobre Serbia en particular. Yo personalmente creo que el hombre tiene razón, o razones, en más cosas de las que parece. Ojo con los blancos y negros absolutos. Aun así, en aquello que pongamos que no la tenga, ¿no bastaría con llevarle la contraria y ya está? ¿Hay que borrarle del mapa, o intentarlo? ¿Alguien ha eliminado a Jean-Paul Sartre de las librerías por su feliz, ciego y sectario apoyo a la Unión Soviética, del que jamás se retractó? Hasta Racine y Heidegger, dos personajes intensamente odiados por sus opiniones políticas, mantienen su visibilidad literaria e intelectual.
Ah, pero Handke cometió el arriesgadísimo pecado de ser un autor que la izquierda consideraba suyo y de repente ponerse a mear fuera del tiesto autorizado, empezar a salirse por la tangente de lo políticamente correcto, romperles la unidad de destino, y de discurso, en lo universal. Y eso, para ciertos progres, se paga incluso más caro que haber nacido de derechas.
Resumiendo, que fue en medio de un silencio de plomo, de una fina pero cerrada lluvia de ignorancia, que entradas (pagadas) en mano me adentré en el Círculo de Bellas Artes y subí al segundo piso, a la pequeñita sala donde unos cuantos ¿bichos raros? ¿escogidos? ¿espíritus libres? nos congregamos para presenciar “Los hermosos días de Aranjuez”, el último texto escrito por ahora para el teatro por Peter Handke.
¿Y qué pasó?
Bueno, pues que el montaje era y es opinable, como todo en esta vida. Pero si les interesa mi opinión, el texto de Handke no tenía nada de plúmbeo y mucho menos de ininteligible. Todo lo contrario, era de una belleza y de una certidumbre conmovedoras. La actriz, productora y poco menos que pionera del teatro alemán en España, esa walkiria de las tablas que es Ana Caleya, comandaba con su actuación tan sutil como brutal toda una inmersión en las simas más oscuras de la pareja, de la dialéctica entre lo masculino y lo femenino, que dejaba a la Molly Bloom de Joyce a la altura de una Olvido Hormigos de andar por casa.
Qué lujo.
Y qué pena para todo aquel incauto y seguidor de lo políticamente correcto que se lo perdió y se lo va a perder siempre. Como dicen en mi pueblo: mientras haya burros, ciertos progres no marcharán a pie.
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En enero se hizo una lectura dramatizada de Los hermosos días de Aranjuez, la última obra de teatro de Peter Handke, en el Goethe Institut de Madrid en una sola sesión. Ahora, después de pasar por el Teatro Albéitar de León, en la Sala Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes se tiene la oportunidad de asistir, hasta el 26 de mayo, a la representación de esta obra, que ha corrido a cargo de Galanthys Teatro, y que bajo la dirección de Joaquín Candeias y con escenografía de María Flórez e interpretación de Ana Caleya y Daniel Moreno, constituye una rareza pues, aparte de las representaciones austríacas, es la primera vez que esta obra sale de su país. La traducción ha corrido a cargo de Miguel Sáenz.
“Los hermosos días de Aranjuez han acabado y en vano hemos seguido aquí”. La cita, tomada delDon Carlos, de Friedrich Schiller, es el referente que da título a la obra, y puede tomarse como una metáfora que incide sobre todo en el tiempo, en su desentrañamiento. La obra de teatro de Handke, muy compleja, es un reto para su representación pues al incidir sobre todo en el significado de la palabra hace que los actores se decanten por el recitado. De ahí que la lectura del Goethe Institut en enero tenga su razón de ser.
Pero una representación teatral es otra cosa y el texto de Handke plantea muchos retos. Una habitación, en un decorado escaso, y dos personas, un hombre y una mujer que pretenden indagar en el tiempo y los silencios, en las relaciones de pareja, en la imposibilidad de entender al Otro, que es en realidad el meollo del asunto, y, sin embargo, el saber que es necesaria su presencia, y llevar a buen término la obra, a pesar de todas las dificultades que plantea, es una tarea nada fácil. En cierta forma, Joaquín Candeias lo ha logrado.
Esa accesibilidad de la obra para el público se puede asumir de múltiples maneras. Candeias ha optado por desentrañar la complejidad de la pieza e irla dosificando a través de cierta dramatización de los personajes. La diferencia entre los papeles masculino y femenino han sido esenciales pues ella representa más el espíritu de Ariel, es aérea, se diría casi lírica, mientras que el hombre actúa con los pies clavados en la tierra, aunque no siempre.
La obra, por ejemplo, trata de las relaciones de pareja y sus enfrentamientos. Para colmo no hay palabras, no ya gruesas, sino vulgares, que siempre ofrecen una subida de tono en las escenas dramáticas. Handke, aquí, no ofrece al público concesión alguna, como hizo en Quitt, en 2012, que se representó en el Centro Dramático Nacional, y Candeias ha tenido que buscarles un dinamismo que en la obra no aparece, porque en cierta forma Los hermosos días de Aranjuez es un texto filosófico dramatizado donde la tensión se encuentra únicamente en las palabras. El vaivén entre lo abstracto, lo lírico, ente la gestualidad poética y la pragmática, es lo que ha permitido a Candeias aprovechar esas tensiones para llevarlas a escena. Su labor ha sido encomiable. Conviene felicitarse por ello.
La obra, pues, se enmarca en un bello día de verano, recurso habitual de tantas obras dramatúrgicas, recordemos las muchas de Anton Chejov. El día, claro, preciso, nada bochornoso, un día perfecto de verano para un alma germánica, es propicio para que se produzca una inmersión en lo solemne, en la profundidad de las cosas y su verdadero alcance. Ese alcance pasa por inmiscuirse en el desentrañamiento del tiempo y esos dos seres, un hombre y una mujer, lo hacen a través de un diálogo en apariencia tranquilo pero donde laten, escondidas, las pasiones más insospechadas. Un jardín, una mesa al aire libre, árboles que establecen un suave murmullo, porque no se les ve pero se les oye  a través del presentimiento… un estado que Peter Handke ha querido ante todo poético, alejado de lo temporal, que recogiese el instante y ese instante tuviera que ver con el murmullo de las cosas, no de su ruido.
Tamaño reto para las convenciones del género necesitan de una mano hábil, talentosa. La obra, de 2012, fue  llevada a la escena en su estreno por Luc Bondy nada menos. El reto que ha recogido Candeias ha sido enorme pero tanto él como los actores, Ana Caleya y Daniel Moreno han recogido ese guante, superándolo con creces. Porque la obra, en realidad, ni siquiera puede ser tomada como un enfrentamiento erótico entre un hombre y una mujer, ni siquiera una historia de amor desesperado, es sólo una conversación en apariencia tranquila, una bella tarde verano en un Aranjuez pasado por las manos de Schiller y Handke.
Ëste propone quebrar las reglas, no solamente las de los demás, sino principalmente las propias. En el caso de esta obra ese quebranto de las normas proviene del autor mismo, que no ha querido plegarse ante las convenciones del género, antes bien, parece haber hecho de ese quebranto la verdadera puesta en escena. De ahí que demos la importancia que se debe a la representación en España de esta última pieza dramática de Handke. Pasa por ser de las más difíciles del autor y poder verla entre nosotros es un regalo.
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‘Los hermosos días de Aranjuez’ de Peter Handke abre el ciclo camino'escena de Goethe-Institut

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Categoría: Noticias
29 Jan 2013
  
Escrito por Redacción Artez
La lectura escénica de 'Los hermosos días de Aranjuez' de Peter Handke abre el próximo jueves (31 de enero de 2013, a las 19.30 horas con entrada libre) el ciclo camino'escena que se desarrollará en el Goethe-Institut Madrid (calle Zurbarán 21, Madrid). Esta será la primera de las tres lecturas previstas para este año en el marco de este ciclo.
Bajo el título camino'escena Goethe-Institut Madrid va a presentar durante el año 2013 tres obras de renombrados dramaturgos de habla alemana que serán traducidas al español. Será en forma de lectura escénica que se desarrollará en el salón de actos de Goethe-Institut.
La primera obra seleccionada es 'Los Hermosos días de Aranjuez' de Peter Handke cuyo título original es 'Die Schönen Tage von Aranjuez'. La obra gira en torno a un hermoso día de verano, que esconde bajo la superficie de este momento idílico, una profundidad verdadera y solemne. Una mujer y un hombre están sentados el uno frente al otro en silencio y necesitan el silencio para integrarse con los elementos de la naturaleza. Este silencio les conecta con el tiempo, que es libre y una de las claves de la obra. Perder el tiempo o ganarlo: El tiempo de la escena se entrelaza con el tiempo histórico (Schiller sitúa su Don Carlo Aranjuez...) Un jardín, una terraza, invisibles pero susurrantes árboles. La suave brisa de verano rítmicamente fuerza el ritmo de la escena. Cronología y meteorología, memoria y sensaciones, son pulsaciones que lentamente se funden juntas en un mismo latido, al unísono, hasta que al final se dicen las últimas palabras antes de caer en el oscuro. "¿Son dos niños? ¿Son una pareja sin edad? ¿Provienen de la obra de Don Carlo de Schiller? ¿Tienen o no pueden hablar de otra cosa que no sea el amor?? Están bajo un hechizo? ¿Qué hechizo? El desasosiego que sienten amenaza las reglas del juego. "Quien sabe lo que se esconde en las profundidades del tiempo..."
'Los hermosos días de Aranjuez' es una obra que ha sido presentada en los 'Wiener Festwochen' en 2012 por Luc Bondy, del Akademietheater, que fue laureada en la prensa especializada al igual que el propio texto de Peter Handke. A partir de la traducción realizada por Miguel Sáenz, Galanthys Teatro ha realizado la selección del equipo artístico que estará integrado por el director Joaquín Candeias, los intérpretes Ana Caleya y Carles Moreu, la escenografía de María Florez y el sonido de Eloy Ramos.
Goethe-Institut Madrid ha confirmado para el día 14 de abril la segunda lectura dramatizada del ciclo camino'escena en la que se dará a conocer el texto 'El mundo entero' (Die ganze Welt) de Theresia Walser y Karl-Heinz Ott.

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Obra de Peter Handke, que se desarrolla durante un día de verano, bajo cuya superficie idílica se esconde una profundidad verdadera y solemne. Una mujer y un hombre están sentados el uno frente al otro en silencio, para integrarse con los elementos de la naturaleza. Este silencio les conecta con el tiempo, que es libre y una de las claves de la obra, centrada en el tiempo perdido o ganado.
El académico Miguel Sáenz es el autor de la traducción de este texto, que en esta ocasión es llevado a escena por la compañía Galanthys Teatro.
Director: Joaquín Candeias
Intérpretes: Ana Caleya y Daniel Moreno
Escenografía: María Flórez
Sonido: Eloy Ramos
Horario: martes a sábado 20:00 • domingos 12 y 19, 19:00 • viernes 24, 20:00 • sábado 25, 20:30 • domingo 26, 20:00

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Jueves 31 de enero.- Bajo el título camino’escena les vamos a presentar durante el año 2013 tres obras de renombrados dramaturgos de habla alemana traducidas al español. Será en forma de lectura escénica. Esta primera lectura será de:  Los Hermosos días de Aranjuez de Peter Handke.

La obra ha sido presentada en los ‘Wiener Festwochen’ en 2012 por Luc Bondy, del Akademietheater.  Tanto la representación como el texto han sido laureadas en la prensa especializada.

Sinopsis: Y otra vez el verano: Un hermoso día de verano. Bajo la superficie de este momento idílico, una profundidad verdadera y solemne se esconde. Una mujer y un hombre; sentados el uno frente al otro en silencio. Necesitan el silencio para integrarse con los elementos de la naturaleza…
Dirección: Joaquín Candeias / Escenografía: María Florez / Traducción: Miguel Sáenz / Sonido: Eloy Ramos / Reparto: Ana Caleya y Carles Moreu.
Dónde: Goethe-Institut (c/ Zurbarán, 21. Metro Alonso Martínez L4-L5-L10)
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Ana Caleya y Daniel Moreno en un momento de la obra.
PETER HANDKE EN ULTRAMAR
Salva Torres
Los hermosos días de Aranjuez (Peter Handke), de Joaquim Candeias

Sala Ultramar

C/ Alzira, 9. Valencia

Hasta el 6 de octubre

“¡Esto es un imposible!”, se dijo Joaquim Candeias cuando leyó el texto en alemán de Peter Handke, Los hermosos días de Aranjuez. “Incluso para leer es difícil”, remachó. Miguel Sáenz la tradujo perfectamente al castellano y, con todo, persistía la dificultad de llevarla al teatro. Como la vida misma que se narra en esa obra de “lenguaje poético exquisito”, destaca Candeias. Un hombre y una mujer: ¿eso es todo? ¿A santo de qué tanta dificultad? Estamos tan acostumbrados a las respuestas encorsetadas, al electroencefalograma plano del debate político y a las trifulcas de adjetivo y medio, dos como mucho, del reality show televisivo, que asistir al eterno conflicto de pareja con múltiples matices y aristas se vuelve extraño.

Como extraño resulta que la Sala Ultramar, con apenas siete meses de vida en la calle Alzira de Valencia, apueste por semejante bomba de relojería. Pero lo hace, al margen del rebufo del teatro estrictamente comercial (si es que existe en rigor tal cosa en estos momentos), porque lo lleva en sus entrañas esta sala sostenida por 16 profesionales vinculados al mundo del teatro y la danza. Los hermosos días de Aranjuez penetra en las entrañas de una pareja, cuya “charla estival” se produce “al final del callejón” en que se encuentran sus vidas. Y Joaquim Candeias va destripando ese eterno conflicto, “que puede parecer aburrido o intelectual, pero que es tremendamente rico y apasionad

Ana Caleya y Daniel Moreno en "Los hermosos días de Aranjuez", en Sala Ultramar. Imagen cortesía de Galantys Teatro.
Ana Caleya y Daniel Moreno en “Los hermosos días de Aranjuez”, en Sala Ultramar. Imagen cortesía de Galantys Teatro.

Para poner en escena ese “alegato contra la idea del amor romántico, que nos condena a la infelicidad”, Candeias utiliza elementos muy sencillos: una mesa, dos sillas, un jardín o invernadero con una alambrada de formas orgánicas, que sirve a su vez de cárcel de la existencia. Sencillez al servicio de la complejidad humana que representan los personajes interpretados por Ana Caleya y Daniel Moreno. “La obra es doblemente interesante: por su exquisito lenguaje, ya que se dicen cosas muy duras de manera poética, y por el planteamiento de pareja, que termina siendo una meditación filosófica sobre la existencia humana”.

En el fondo, a Candeias lo que le interesaba del texto de Peter Handke era mostrar esa polaridad de la vida, en torno a los polos opuestos del hombre y la mujer, para destripar el mal funcionamiento de la sociedad actual. “Una de las grandes enfermedades de nuestro siglo es que transformamos deseos en necesidades”. O dicho de otro modo: “No es necesario cumplir todo lo que se desea para ser feliz”. Y recurre al mito de Adán y Eva, también al mito nacionalista, como “idilio paradisíaco que nunca existió”, lo cual supone “una manipulación de lo más burda”.

Ana Caleya y Daniel Moreno en "Los hermosos días de Aranjuez". Imagen cortesía de Galantys Teatro
Ana Caleya y Daniel Moreno en “Los hermosos días de Aranjuez”. Imagen cortesía de Galantys Teatro

“La vida no funciona así”, explica Candeias, reconcentrándose en sus propias palabras. “Esos dos polos opuestos se necesitan, porque la vida es lo que fluye entre ellos, no los compartimentos estancos que mantiene atrapadas a las personas en sus respectivos estereotipos”. La enquistada pareja de Los hermosos días de Aranjuez buscará “cambiar la exigencia por amor”, aunque para ello tenga que romper con esa tendencia del ser humano de “reclamar del otro lo que no tiene”.

Peter Handke, que conoció España por sus múltiples paseos a pie, hace de Aranjuez el paraíso soñado del que conviene huir para afrontar la dolorosa lección del amor imposible. “¿Derrotista?”, se pregunta Candeias. “No, implica reconocer que no hay amor sin dolor”. Para ello, se hace igualmente necesario el empleo de un lenguaje “exquisito, poético”, que pueda dar cuenta de la vasta experiencia. De lo contrario, “sentiremos muchas veces angustia, sin saber lo que nos pasa”. Joaquim Candeias, ahora con Galantys Teatro, se hace cargo de ese inagotable caudal de sentimientos contradictorios, después de hacerlo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. La Sala Ultramar coge hasta el  seis de octubre el testigo de Los hermosos días de Aranjuez, en Valencia. Un hombre y una mujer: ¡ahí es nada! 

Ana Caleya y Daniel Moreno en "Los hermosos días de Aranjuez", de Peter Handke, bajo la dirección de Joaquim Candeias en Sala Ultramar. Imagen cortesía de Galantys Teatro.
Ana Caleya y Daniel Moreno en “Los hermosos días de Aranjuez”, de Peter Handke, bajo la dirección de Joaquim Candeias en Sala Ultramar. Imagen cortesía de Galantys Teatro. 
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